Vivimos un contexto de agotamiento ecológico del planeta y degradación paulatina de nuestras condiciones de existencia. Las personas trabajadoras, aquellas a las que la vida no nos regaló nada, vemos como la explotación laboral y el aumento del coste de la vida nos está sumiendo en un infierno cotidiano. Nuestra vida no nos pertenece y nuestro tiempo está al servicio de trabajos a los que nos cuesta verle el sentido. Mientras todo parece ir a peor, nos sentimos incapaces de vislumbrar esperanza en el futuro.
Por todo esto, reivindicamos un sindicalismo de acción. Una organización que nos junte a todas las trabajadoras, independientemente de nuestro desempeño, condición personal o situación laboral, bajo un mismo rayo de esperanza. Convertir nuestras frustraciones e impotencia en rabia y alegría. Dar el paso, pese a nuestras diferencias y contradicciones, hacia un mundo donde pongamos lo esencial en el centro: trabajar menos, trabajar todas, producir lo necesario y repartir todo.
Aprovechamos este 1 de mayo para reivindicar nuestro modelo sindical. Una estrategia de base, fundamentada en la representación real y el músculo dentro de los centros de trabajo. Elegimos este camino porque entendemos que es el único capaz de plantear una estrategia de combate y ruptura con el sistema capitalista. Las burocracias sindicales del resto de sindicatos son dependientes de las propias estructuras de concertación y hacen insuficientes sus reclamaciones para la clase trabajadora, generando desafección hacia los sindicatos y frustración hacia los militantes al estrellarse con el mismo muro. Nuestra estrategia se centra en la acción real de nuestras secciones sindicales y sus integrantes. Con el objetivo de crear espacios de autoorganización obrera, independientes, fuertes y sin intermediarios.
Es difícil ver salidas en un mundo que se nos hace inmenso. Nos ahoga la impotencia y cuesta buscar consuelo en las noticias, que auguran un futuro bélico donde nuestras condiciones empeorarán aún más. Por esto, hay que dar el primer paso. Abrir el camino y empezar a mirar al futuro con esperanza. Conseguir, desde la solidaridad y el apoyo, crear la fuerza necesaria para recuperar nuestras vidas, lo único que realmente tenemos.
Organizarse
Es empezar a ganar