Este 8 de Marzo de 2025, día Internacional de la mujer trabajadora, el Frente Feminista Sindical (SAT, CNT, CGT y USTEA) volvemos a unir nuestras fuerzas y salimos a las calles para reivindicar nuestros derechos como mujeres trabajadoras y para luchar contra toda situación de opresión y explotación que bajo el sistema capitalista y patriarcal vivimos en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Nos sobran los motivos para volver a las calles. El 2024 ha terminado en Andalucía con una tasa de paro del 15,8%, la más elevada del Estado, siendo la tasa de paro femenino el 18,2%, frente a un 13,7% de paro masculino. El sector servicios, altamente feminizado, es el más castigado. Las mujeres sufrimos peores condiciones laborales: la brecha salarial de género supera los 5.200€ y en la contratación femenina predomina la jornada parcial y la temporalidad, por lo que somos mayoría de pensionistas recibiendo una cantidad por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. Los datos nos muestran cómo nos incorporamos al mercado laboral en las peores condiciones de empleo debido a la división sexual del trabajo, al rol de cuidadoras asignado que nos obliga a llevar el peso del conjunto de trabajos reproductivos, realizando así un trabajo invisible, no remunerado y relegándonos a una categoría secundaria y a una doble jornada laboral.
La actual crisis social y económica está golpeando con dureza a la clase trabajadora y, en especial, a las mujeres: perdemos poder adquisitivo, la inflación de precios está por las nubes, la especulación inmobiliaria y los desahucios siguen a la orden del día, el acceso a la vivienda para las más jóvenes se hace cada vez más imposible. A todo esto, se suman las reformas laborales y de pensiones y las políticas de recortes en servicios públicos, fundamentalmente en sanidad, educación y servicios sociales, que hemos sufrido durante años y que el Gobierno de coalición progresista ha perpetuado, adoptando medidas que siguen en la línea de salvar a las empresas a costa de la clase obrera. Las mujeres somos las mayores víctimas de despidos abaratados y las que asumimos los cuidados que no cubren los servicios públicos, especialmente las mujeres migrantes que se dedican al trabajo doméstico para particulares en unas pésimas condiciones. Tampoco se han considerado las reivindicaciones de sectores especialmente feminizados y precarizados como las camareras de piso y las cuidadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio.
Este año queremos seguir señalando el impacto negativo de esta crisis socioeconómica y la precarización en la salud mental de las mujeres trabajadoras. Existe una clara relación entre la inseguridad laboral y el empeoramiento del bienestar psíquico. Tenemos un mayor riesgo de depresión en la situación laboral más precaria y en caso de desempleo. A esto se suma la exposición a las violencias machistas, sin olvidar los altos porcentajes de discriminación laboral que sufren las mujeres trans. Todos estos condicionantes provocan un riesgo psicosocial más alto para las trabajadoras, expuestas a situaciones de alto estrés y tensión laboral. No es casualidad que sea mucho mayor el número de mujeres consumiendo ansiolíticos y antidepresivos en un sistema sanitario que tiende a la hipermedicalización de la población.
También queremos evidenciar que el Estado persigue, reprime y tortura a las mujeres que se organizan para defender sus derechos, como las numerosas infiltraciones policiales que se han destapado este último año, el caso de las 6 de CNT Xixón, las 6 de Zaragoza y el caso más cercano en Granada de las 3 del SAT. En este último caso, por protestar ante su injusto despido, recordemos cómo la Junta de Andalucía llegó a pedirles hasta 5 años de cárcel por sacar una pancarta en un edificio público dentro del marco de una acción sindical, en este caso, dentro del sector de la limpieza. La represión también provoca gran sufrimiento psíquico y emocional a las mujeres trabajadoras.
Y por si no fuera poco, España fue uno de los mayores compradores y vendedores de armas al ente genocida de Israel. Ya en los últimos años se dio un incremento de la militarización y de los gastos militares en los presupuestos por la guerra de Ucrania. El gobierno progresista es colaborador del genocidio del pueblo palestino y del asesinato y agresiones sexuales de miles de mujeres y niñas.
Por todo esto, desde las calles y organizadas, exigimos:
- Acabar con la brecha salarial y con las jornadas parciales impuestas;
- Medidas reales para la conciliación familiar y la socialización de los trabajos de cuidados (mejora de los permisos de maternidad, escuelas infantiles desde 0 años, centros de mayores, comedores y residencias públicas);
- La derogación de las reformas laborales que nos precarizan aún más;
- Garantizar el aumento de las pensiones, especialmente de las no contributivas;
- Una educación pública, gratuita, feminista y para todas;
- Unos protocolos antiacoso eficaces;
- Una sanidad pública y universal donde se garanticen todos los derechos sexuales y reproductivos, como el aborto libre y la libre autodeterminación de género;
- Una atención pública a la salud mental que no se base en un modelo biomédico;
- El cierre de los CIES y la derogación de la ley de extranjería;
- Medidas reales para terminar con la violencia machista, que protejan y doten de recursos a las mujeres supervivientes y sus hijas/os;
- Reparación al pueblo palestino por la brutal masacre que a día de hoy, a pesar del alto el fuego declarado por Israel, sigue sufriendo;
- Acabar con la represión y la criminalización de la acción sindical para la defensa de las trabajadoras, permitir la legítima protesta social y la libertad de expresión;
Este 8 de marzo reivindicamos un feminismo de clase que cuestione las limitaciones que conlleva la vía institucional, que no es más que un lavado de cara del Estado y de aquellos partidos que velan por los intereses de la burguesía. Reivindicamos un sindicalismo horizontal y combativo que acoja y defienda a todas las mujeres trabajadoras y que luche por mejorar nuestras condiciones laborales y de vida, que va de la mano de mejorar nuestra salud mental. La lucha de las mujeres trabajadoras debe ser la lucha del conjunto de la clase trabajadora y solo la autoorganización, las huelgas y la movilización contra este sistema que nos oprime y explota permitirán una verdadera liberación de las mujeres.
¡FRENTE AL SISTEMA PATRIARCAL, LUCHA FEMINISTA SINDICAL!!
¡MUJERES OBRERAS EN LUCHA!