Volvemos a estar en el mismo punto. En el que ya hemos estado muchas veces. La crisis. ¿Cómo hemos llegado otra vez hasta aquí? La respuesta es sencilla. No es que hayamos vuelto, es que realmente nunca salimos.
Dentro del sistema capitalista solo importa una cosa: aumentar los beneficios. Y para esto es necesario sumirnos en un círculo vicioso de empobrecimiento y desposesión.
La economía de mercado necesita acaparar, cada vez más recursos en una dinámica depredadora sin límite sostenible. Año tras año, ellos declaran récords de beneficios históricos mientras que nosotros pagamos las consecuencias.
En este sistema económico las empresas necesitan crecer indefinidamente, especulando con nuestras necesidades básicas. Y para los capitalistas nunca es suficiente. Vivienda, energía, cuidados, alimentos o, incluso, el futuro de las próximas generaciones se convierten una mercancía que nadie nos asegura. Ofreciéndonos solo la medicación necesaria para lidiar con ello.
Cuando su ritmo de acumulación se ve mermado, las crisis, las guerras y las tensiones geopolíticas son usadas para reajustar los engranajes del sistema. Aquí es cuando nosotros, la clase trabajadora vuelve a perder derechos, libertades y acceso a los bienes de consumo. Este es el punto en el que nos encontramos. Inflación, precariedad, represión y ciudades vendidas al capital extranjero. Todo necesario para seguir funcionando igual que hasta ahora.
Y, otra vez, al igual que hace 10 años, aparecen falsas promesas de mejora. La Socialdemocracia renueva sus caras para vendernos una salida amable y pacífica que sabemos que nunca llegará. Volviendo a dar una patada hacia delante hasta que la nueva inevitable crisis, nos estalle en la cara.
Pero esta vez va a ser diferente. Ahora, justo ahora, en el punto que estamos, es el momento de luchar. Este momento, es nuestro momento.
Luchemos por una alternativa sostenible con el planeta y que nos garantice los servicios básicos para una existencia digna. Un sistema que no nos condene a jornadas laborales interminables, que produzca lo necesario y redistribuya de forma justa. Donde todos, organizados, seamos dueños de nuestra vida. Porque en la organización es donde reside nuestra fuerza.
Este 1 de mayo, ROMPE EL CÍRCULO, afíliate a CNT y lucha por un mundo nuevo.
No nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones.