Este 8 de Marzo de 2023, día Internacional de las mujeres trabajadoras, el Frente Feminista Sindical (SAT, CNT, CGT, USTEA y USE) volvemos a unir nuestras fuerzas y salimos a las calles una vez más para reivindicar nuestros derechos como mujeres trabajadoras y para luchar contra toda situación de opresión y explotación que bajo el sistema capitalista y patriarcal vivimos en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Nos sobran los motivos para volver a las calles. La crisis social y sanitaria en la que nos encontramos nos está golpeando duramente al conjunto de la clase trabajadora y en especial a las mujeres. El 2022 ha terminado en Andalucía con una tasa de paro del 19%, de las más altas del Estado, algo que nos ha afectado de forma más dura a las mujeres: la tasa de paro femenino en nuestra tierra alcanza el 22%, frente a un 16,4% de paro masculino, siendo el sector servicios uno de los más castigados. No es casual tampoco que sea precisamente este sector servicios, altamente feminizado, el que sufra una mayor precarización en cuanto a temporalidad, salarios, horas extras no remuneradas y un largo etcétera. La precariedad laboral la sufrimos las mujeres de forma más intensa: la brecha salarial entre hombres y mujeres en Andalucía supera los 5.000€, la mayoría de los contratos a tiempo parcial son desempeñados por mujeres (parcialidad impuesta debido a las tareas de cuidados) y la mayoría de pensionistas que reciben una pensión por debajo del Salario Mínimo Interprofesional son mujeres.
Los datos nos muestran cómo nos incorporamos al mercado laboral en las peores condiciones de empleo debido al rol de cuidadoras asignado que nos obliga a llevar el peso del conjunto de trabajos reproductivos, realizando así un trabajo invisible, no remunerado y relegándonos a una categoría secundaria o a una doble jornada laboral. A la grave situación actual de crisis provocada por la pandemia, se suman las reformas y las políticas de recortes en servicios públicos, fundamentalmente en sanidad y educación que venimos sufriendo durante años y que han recaído especialmente sobre las mujeres, viéndonos forzadas a asumir esas tareas en la casa y siendo las mayores víctimas de despidos, de los recortes en servicios públicos, pero también de las reformas laborales y de pensiones. Como era previsible, la participación del estado español en la guerra en Ucrania, con el apoyo explícito de Unidas Podemos, ha redundado en un incremento de la militarización y de los gastos militares en los últimos presupuestos, con la consecuente merma de inversión en servicios públicos, carga que recae siempre sobre las espaldas de las mujeres.
El Gobierno de PSOE-UP no ha tomado medidas suficientes para solucionar la situación, todo lo contrario. Muchas de las promesas se han quedado por el camino y las medidas adoptadas van en la línea de salvar a las empresas a costa del conjunto de la clase trabajadora y más concretamente de las mujeres trabajadoras. No se han parado los desahucios, ni los despidos, ni se han tomado medidas reales para la conciliación y los cuidados, no se han derogado las reformas laborales de Zapatero y Rajoy que tanto abarataron los despidos. Además, el Estado español ha tardado más de una década en ratificar el Convenio 189 de la OIT y aun las trabajadoras del hogar, en su mayoría mujeres migrantes, están a la espera de la legislación correspondiente. Y ni siquiera se han considerado las reivindicaciones de sectores especialmente feminizados y precarizados como las camareras de pisos y las cuidadoras del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD). No solo se ignoran las reivindicaciones, si no que el Estado reprime y condena las protestas de mujeres sindicalistas que apoyan y defienden a las trabajadoras más precarias, hasta con penas de cárcel, como es el caso de las 6 de La Suiza.
Por todo esto, desde las calles y organizadas continuaremos exigiendo:
- Acabar con la brecha salarial y con las jornadas parciales impuestas;
- Medidas reales para la conciliación familiar y la socialización de los trabajos de cuidados (ampliación y mejora de los permisos de maternidad, escuelas infantiles desde 0 años para las familias que las necesiten, centros de mayores, comedores y residencias públicas y gratuitas);
- La derogación de las reformas laborales que nos precarizan aún más;
- Garantizar las pensiones y su aumento, especialmente de las pensiones no contributivas que son percibidas en su mayoría por mujeres;
- Una educación pública, gratuita, feminista y para todas;
- Unos protocolos antiacoso eficaces;
- Una sanidad pública y gratuita donde se garanticen todos los derechos sexuales y reproductivos, como el derecho al aborto libre y el derecho a la libre autodeterminación de género,
- El cierre de los CIES y la derogación de la ley de extranjería que condena a nuestras compañeras migrantes,
- Medidas reales para terminar con la violencia machista, que protejan y doten de recursos a las mujeres supervivientes y sus hijas/os.
- Medidas diplomáticas para desescalar el conflicto entre Rusia y Ucrania, ¡ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases!
- Acabar con la criminalización de las herramientas sindicales para la defensa de las trabajadoras, permitir el ejercicio de la acción sindical, la legítima protesta social y la libertad de expresión.
El próximo 8 de marzo reivindicamos un feminismo de clase y saldremos a la calle defendiendo un feminismo que cuestione las limitaciones que conlleva la vía institucional, que no es más que un lavado de cara de las instituciones del Estado y de aquellos partidos que velan por los intereses de la burguesía. Entendiendo que las reivindicaciones y la lucha de las mujeres trabajadoras deben ser la lucha del conjunto de la clase trabajadora y que solo la autoorganización, las huelgas y la movilización contra este sistema que nos oprime y explota permitirán una verdadera liberación de las mujeres.
¡NI PATRIARCADO NI CAPITAL!
¡MUJERES OBRERAS EN LUCHA!