Este texto tiene como intención sintetizar la posición anarcosindicalista con respecto a las masas y el proceso revolucionario. Haciendo énfasis en la idea de que la clase obrera en su conjunto es el sujeto revolucionario, por encima de cualquier dirección o élite burocrática-intelectual. Por tanto, para que la Revolución Social sea completa, esta tiene que ser impulsada y deseada por la acción de las masas trabajadoras en su conjunto. Además de desearla, la clase trabajadora ha de tener, tanto intelectual como organizativamente, la capacidad para hacer efectivo dicho deseo.
Todo esto que, a priori, parece bastante evidente, implica una serie de discusiones sobre cómo ha de construirse el proceso revolucionario. Desde la tradición libertaria, decimos ‘Revolución Social’ porque buscamos transformar de raíz todas las relaciones sociales y de dominación. Cuando el proceso de revolución se ejerce desde una dirección o minoría, que toma los elementos de poder estatales para dicha transición, entendemos que se ha hecho efectiva una ‘Revolución Política’. Los apellidos no son casualidad. Efectivamente, se ha producido un cambio sustancial en las coordenadas políticas, pero estas no han abarcado la totalidad de las tareas revolucionaras, por lo que dicho proceso queda incompleto y con tendencia a replicar las relaciones de dominación que queremos abolir.
La tarea de las tendencias revolucionarias ha de ser la de impulsar, fomentar y mejorar las prácticas en el seno de la clase trabajadora desde dentro, nunca desde una gobernanza o dirección. Por lo que, desde CNT, apostamos por un modelo de base que desarrolle el espíritu combativo y de asociación en nuestra clase. Sin afán de buscar atajos, sabemos que la revolución será llevada a cabo por la propia clase desde la acción de masas. Sin ir más lejos, nuestros primeros estatutos rezan lo siguiente:
“Art. 5.- Los objetivos de la Confederación Nacional del Trabajo son:
A) Desarrollar entre la clase trabajadora el espíritu de asociación, independientemente de su sexo o género, raza, nacionalidad, creencias políticas, filosóficas o religiosas.
B) Difundir y fomentar entre la clase trabajadora la cultura y acción libertarias, con el objetivo por un lado, de elevar su condición moral y material en la sociedad presente, y por otro, asumir los medios de producción y consumo en forma autogestionada, implantando el comunismo libertario.
C) Practicar y fomentar el apoyo mutuo y la solidaridad entre los trabajadores y las trabajadoras, tanto en caso de huelga como en cualquier otra circunstancia.”
La CNT plantea un modelo confederal y democrático que tiene como objetivo aunar la acción desde la voluntad conjunta. Para que este modelo sea efectivo, es imprescindible la participación generalizada de sus bases. Fomentar dicha participación busca desarrollar la conciencia organizativa y de trabajo colectivo. Además de que garantiza que una organización no sufra desvíos burocráticos.
Por otro lado, planteamos un modelo sindical de combate y acción directa. Respondiendo a la misma lógica, nuestras secciones sindicales son el brazo del sindicato dentro de la empresa. Estas ejercen su voluntad de manera democrática y autogestionada. Buscamos así concienciar a nuestra clase a través del conflicto. Este desarrollo sindical promueve que la clase trabajadora vaya adoptando la capacidad para llevar a cabo el proceso revolucionario. Paso a paso, la complejidad de los conflictos exige que las personas organizadas vayan adquiriendo más herramientas de gestión y conciencia.
Esto plantea una relación bidireccional: conforme nuestra clase va asumiendo más conciencia y capacidad, nuestra organización funcionará mejor. Lo que hace que la construcción de poder obrero no sea una mera arenga o frase hecha, sino que es algo sostenido en la propia práctica. Así, dado el momento, el aumento de la conflictividad viene acompañado de una capacidad real.
Es un trabajo arduo, contradictorio y complejo. Sin embargo, es la forma de no tomar atajos. Proponer un proceso revolucionario sin estos pasos, es construir un castillo de naipes, llevándonos de nuevo a un proceso fallido. Las delegaciones y direcciones construyen una base frágil, donde la revolución no es el deseo conjunto de nuestra clase. Esto hace que la acción pasiva o delegativa de la masa nos deje a medio camino, sin la consecución de una transformación profunda. Es por esto que llamamos a reivindicar una forma de trabajar en permanente contacto con nuestra clase. Preferimos avanzar todas un paso hacia delante que una minoría avanzando 1.000 pasos.
Desde la base, poder de clase.